jueves, 17 de julio de 2014

Bartolomé Herrera Vélez (Lima, 24 de agosto de 1808), fue un filósofo y político conservador, defensor del orden social semifeudal de entonces, que se convirtió en figura eminente del clero del Perú durante el siglo XIX, en virtud a su fuerte carácter y participación política. Su nombre ha pasado a la historia como colaborador en los gobierno de José Rufino Echenique y Ramón Castilla, además de ser uno de los intelectuales religiosos más influyentes de su tiempo. Huérfano desde 1813, inició su formación académica bajo la dirección de Luis Vélez, su tío materno. En febrero de 1823 ingresó al Real Convictorio de San Carlos, del que llegó a ser rector. Al ser evidentes sus aptitudes religiosas, fue el propio rector del Convictorio, Manuel José Pedemonte, quien impulsó su dedicación a la carrera religiosa, ordenándose Sacerdote en 1831. Durante esos años también integró la comisión revisora de los libros que ingresaban a la Biblioteca Nacional, dirigida en ese entonces por Francisco de Paula González Vigil, y fue docente en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En ese periodo introdujo los manuales del krausismo alemán (tendencia filosófica según la cual, Dios, sin ser del mundo ni estar fuera de él, lo contiene en sí y de él trasciende), traducidos del francés por él mismo. En 1852 viajó a Europa y se entrevistó con los principales reaccionarios de la época; conoció a Juan Donoso, en París, y trabajó como capellán para el Papa Pío IX. Más adelante se encargó de los Ministerios de Justicia, de Instrucción Pública, de Gobierno y de Relaciones Exteriores. Suscribió la Convención Fluvial, por la que el Emperador reinante del Brasil reconoció a las naves peruanas el derecho de libre navegación por el Amazonas. Designado obispo de Arequipa, tomó posesión de su sede el 6 de enero de 1861, cargo que ejerció hasta su fallecimiento, en 1864.

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